EL ARTE DE LA CRIANZA.

EL ARTE DE LA CRIANZA.

Escribo este artículo para tratar de informar al aficionado de nuestro deporte y no con intención o pretensión de saber más que nadie sobre la ciencia y el arte de la cría de gallos de pelea. Siempre se aprende algo, cuando se escucha, así que denme la oportunidad. No presumo ser un experto en la materia de gallos y no creo que son muchos los expertos porque como dije siempre los tiempos cambian y siempre se aprende algo en este deporte. Lo que si soy es atento, amo al deporte, estudio el porqué de las cosas y más importante que nada le pongo mucha atención a la gente que si sabe y que han demostrado atreves del éxito de sus líneas de gallos que son exitosos. 

No me juzguen por mí escribir ya que es mi opinión. Si no están de acuerdo a mis ideas y observaciones respeto también su opinión, pero también quisiera que me dijeran a través del palenque donde no están de acuerdo conmigo y porque para que todos en el palenque aprendamos y podamos corregir nuestros errores.

 Para mí, la crianza de gallos de pelea siempre ha sido y serán una ciencia y un arte, unidos a una gran dedicación de parte del criador. Te aconsejo que jamás trates de aparear “un precioso gallo” con una “preciosa gallina” solamente por sus cualidades físicas y cuidado con eso de “precioso” ya que me refiero a ejemplares que reúnen todas las características casi a la perfección de la raza de gallos que selecciono, ya sean de postizas, naturales, cuarto de redonda, tape boxing, navajeros, gaff, etc. 

Por lo tanto, se trata aún menos de aparear a un gallo y una gallina de la misma raza cuando uno de ellos o ambos son simplemente ejemplares mediocres. Para comenzar, diremos que no existe ningún gallo absolutamente perfecto; el título de “perfecto” se le debe otorgar a los que han probado que reúnen, mejor que los demás con quienes se comparan el mayor conjunto de características típicas del standard de la raza. No obstante, este gallo o gallina puede ser perfecto en el 90%, de las características, suficientemente bien en otro 5% y mediocre en el restante 5%.

Si cruzamos a una gallina “casi perfecta” con este gallo “casi perfecto”, no es una garantía absoluta que los hijos van a ser ni tan buenos ni mejores que sus padres individualmente. De hecho, si el “fallo” de la madre es el mismo que presenta el padre tanto en su apariencia como én sus composiciones genéticas podemos tener la seguridad que ese fallo se hará evidente en los hijos y posiblemente de una forma aún más marcada que en los padres.

El cruce indiscriminado entre un gallo y una gallina por la simple razón que ambos posean pedigree de ser de la misma raza o bonitas características o como dicen en los Estados Unidos “looks”, no es “criar buenos gallos”. Es imperdonable el deterioro de una raza en aquel que profesa tener amor a ella. Además, representa un fraude para con aquel que compra uno de los pollos o pollonas a estos “criadores” sin escrúpulos, ya que, si uno quiere adquirir un ejemplar de una línea o raza de gallos determinada, tiene el derecho de que le den eso, un buen ejemplar de ella.

 Como dicen en Puerto Rico mi tierra natal, no todo lo que brilla es oro y otro dicho que dicen los galleros y que es muy cierto “El color de pluma no gana peleas, sino la calidad del ejemplar”. 

El que no tenga cuidado en sus cruces de gallos de pelea con el fin de producir unos buenos ejemplares, o sea, aquel a quien no le importa la pureza de la raza, la satisfacción, ni desilusión del comprador de sus ejemplares, tampoco suele tener mucho cuidado en los demás factores que forman parte de una crianza correcta de gallos de pelea, como la selección, nutrición de la gallina así como la de los pollitos, además de unas perfectas medidas de higiene, ambientación, vacunas, y desparasitación de las aves. 

El que paga las consecuencias de estos “descuidos” es el comprador del pollo o pollona, ese no entendido de buena fe, que no solo tendrá un pollo muy por debajo de lo establecido por la raza en cuestión, sino que a menudo encontrará que tiene un pollo enfermizo, con deficiencias genéticas, y necesitado de mucha medicación o visitas al veterinario.